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Un lugar donde las palabras fluyen como el agua de una fuente,
donde los recuerdos cobran vida,
donde los sueños se hacen realidad.
Bienvenido a mi mundo.
Adela
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domingo, 28 de agosto de 2011

El ladrón de la música

Se había olvidado de la música.
No había vuelto a soñar despierta desde hacía años, no sentía los latidos desenfrenados en su pecho, no había vuelto a enamorarse. No quedaba ni una sola melodía en su lista de reproducción. Toda canción había sido eliminada de su memoria, junto con su rostro, el del ladrón que se había llevado cualquier sonido ligeramente armonioso con su recuerdo.
Todas, hasta aquel día, en que alguien decidió compartir con ella de nuevo su música.

jueves, 25 de agosto de 2011

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En esta entrada me gustaría que los protagonistas fuerais vosotros.
Gracias a todos; gracias por seguirme, por darme ánimos y por hacer que a día de hoy ya sean más de 100 seguidores.
Nunca antes me había detenido para decir lo mucho que agradezco todas las muestras de aprecio que me ofrecéis. Así que, hoy, os pido que me deis consejos, ideas para mantener el blog activo -y atractivo-. Por ejemplo, concursos, reseñas, recomendaciones. ¡Lo que se os ocurra!

Una vez más, gracias.

lunes, 22 de agosto de 2011

Falsos ideales

Estaba perdida en la banalidad, la superficialidad y el egoísmo, sin darse cuenta de que, su espíritu, se consumía día tras día en estas cárceles imaginarias.
Su salvación llegó a manos de un espejo, el día en que se miró en él, y no pudo verse. No reconocía a la joven que la miraba atónita desde el otro lado del cristal; su cara le resultaba familiar, tenían un increíble parecido, de hecho, cualquier persona habría dicho que eran la misma, excepto ella. Bajo toneladas de maquillaje, una ropa excesivamente descarada -nada acorde con su estilo-, pelo teñido según el último grito en moda y una arrogancia repulsiva, pudo hallar un resquicio de su reflejo. Inconscientemente, su respiración se aceleró y comprendió que se había perdido a sí misma. Todo en ella había sido sustituido por falsos ideales.
En el insólito silencio, irrumpió un agudo crujido. El vidrio del espejo se había resquebrajado bajo su puño, pequeños cristalitos escapaban cayendo al suelo con un sonido tintineante, y algo caliente, de consistencia líquida, serpenteaba desde los nudillos hacia la punta de sus dedos. Sabía que al verse la mano, debía haber entrado en pánico ante semejante escena gore, pero no pudo evitar sonreír.
Sangre. Nunca se había sentido tan real como en aquel momento.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Otra historia más de celos y venganza

La sala de baile estaba deslumbrante. Iba a ser una noche preciosa y ella no podía aguardar ni un solo segundo más. Aprovechando el despiste general, la oscuridad y la amplia sombra de un roble, se adentró en el extenso comedor -ahora decorado como sala de baile- por la puerta trasera. Había llegado unos minutos antes de lo previsto e incluso había estado a punto de destrozar su elaborado peinado a modo de diadema trenzada, con el cabello suelto enmarcándole el rostro, al engancharse en una ramita quebradiza.
Corrió a trompicones a través de la sala hacia el reloj dorado del rincón de la escalera, sujetándose el pomposo vestido para no tropezar. Allí, donde debería estar su amado, halló dos cuerpos entregados el uno al otro, consumiéndose en una pasión loca y desenfrenada. De haber sido audible, el sonido atronador de cientos de cristales estallando en ínfimos pedazos, habría invadido la sala; pero el corazón, siempre ha sido, y será, un sufridor silencioso.
Él la vio marchar, creyendo haber hecho lo correcto, aunque en el fondo, la duda reconcomía su conciencia. Aquella misma tarde y la anterior, la había visto en brazos de otro, demasiado cómoda, demasiado tranquila, demasiado feliz.
Si hubiera confiado en ella, esa noche en el baile le habría presentado a su primo, el chico que por las tardes le hacía compañía. Pero claro, de haber sido así, esta no sería otra historia más de celos y venganza.