Descripción blog

Un lugar donde las palabras fluyen como el agua de una fuente,
donde los recuerdos cobran vida,
donde los sueños se hacen realidad.
Bienvenido a mi mundo.
Adela
contador de visitas

viernes, 28 de enero de 2011

El tren de las menos diez

Las manecillas del reloj avanzan vertiginosamente, al igual que los latidos de su corazón. Avergonzada, mira hacia un lado con disimulo, después al otro, comprobando que realmente nadie era capaz de oír los fuertes golpes en su pecho. Se repasa la falda con ambas manos comprobando que todo está en su sitio y continúa caminando con ímpetu hacia su destino. El traqueteo de sus tacones se pierde entre los silbidos y ruidos metálicos de máquinas en el andén. Gente que va, gente que viene, gente que espera, que descansa, que comprueba los horarios, que habla por el móvil, que compra sus billetes y ella, que espera a que llegue el tren de las menos diez, un tren que ha esperado durante todo un año.
Los nervios la consumen, no puede ni siquiera sentarse, camina de un lado a otro y se para a mirar el reloj cada equis tiempo. Aún quedan cinco minutos para que llegue el tren.
Hace una semana habló con él por teléfono y le dijo que traería una sorpresa consigo que esperaba que le gustara. Ella, cómo no, decidió ir a la estación para darle una sorpresa a él también y recibirlo como se merecía después de un duro año de trabajo fuera del país. Después de aquella conversación incluso había decidido poner fin a su silencio y confesarle lo que sentía.
Tras recordar la conversación sus mejillas lucen ahora un tono rosado y siente algo de calor. Nerviosa se detiene y se abanica con la mano. Ya son las menos diez y el tren aún no ha llegado, pero justo en aquel momento, en la lejanía se aprecia la silueta del tren de las menos diez.
En escasos segundos la máquina se detiene frente a ella y abre las puertas a sus pasajeros. La primera en bajar es una chica muy mona, joven y atractiva que se detiene con su maleta junto a la puerta del tren esperando a alguien con una gran sonrisa. Pero no es ella quien le interesa por lo que vuelve a clavar su mirada en los vagones esperando su llegada. Y por fin, tras una larga espera lo ve salir. Sus miradas se encuentran, él le sonríe y ella se contagia de aquella felicidad. Salen a su encuentro, pero algo frena a su chico. Es aquella joven de antes, que ahora lo abraza por la espalda y seguidamente sus labios rozan juguetones la mejilla de él. Ambos se acercan ahora, como uno solo.
- Nora, te presento a Susan -él le guiña un ojo.
De haber podido, Nora habría salido corriendo, pero como sus piernas no querían responder a su corazón roto, se limitó a mantener su sonrisa quebrada.
- Así que tú eres la sorpresa... Encantada, yo soy la ilusa que pretendía ser una sorpresa y ha sido sorprendida.
La pareja se mira sin terminar de comprender lo que Nora ha dicho, pero simplemente sus ojos les hacen olvidar la incómoda presentación y se funden en un beso en el instante en el que Nora da marcha atrás para no volver jamás.

sábado, 22 de enero de 2011

Sueño jamás soñado

Rescatando un sueño del olvido. Mejor dicho, un sueño jamás soñado, que ahora quiere ser imaginado y meticulosamente dibujado. Trazo a trazo, sonrisa a sonrisa, beso a beso.

martes, 18 de enero de 2011

Don't play, don't touch

Tengo un juego nuevo para ti.
Hoy voy a disfrazarme de algo que no soy, voy a mentirte como nunca, fingiré que no me importas, te ignoraré, te pisotearé, te traicionaré, me burlaré de ti, te haré tanto daño que cuando creas que ya no puedes más y que vas a explotar, tan solo te resignarás, porque te sentirás como una mierda.
Y te preguntarás, ¿y tu papel en este extraño y cruel juego? Levantarte y después de todo adivinar que esto tan solo es un juego.
¿Difícil verdad?
Entonces deja de jugar conmigo.

lunes, 17 de enero de 2011

El frío es algo relativo

Blanco, todo era blanco.
El paisaje estaba inmerso en una fresca blancura invernal. Los caminos quedaban escondidos bajo densas capas de nieve blanda que comenzaba a solidificar en los bordes. Los árboles se alzaban níveos e imponenetes sobre el paseo, aunque desnudos debido a que el tosco frío del invierno los había desprovisto de sus hojas, deshojándolos en una agonía lenta y lastimera. Ni tan siquiera los pájaros se habían quedado para ver la llegada del invierno, habían abandonado las ramas de los árboles, privando así de sus cantos a cuantos deseaban oír sus alegres trinos y gorjeos.
Sentí como si de pronto la vida se hubiera esfumado de aquel lugar, como si bajo toda aquella capa de nieve hubiera quedado sepultado todo rastro de vida.
Sentada en un banco, incluso los dedos de mis pies habían comenzado a congelarse a pesar de los dos pares de calcetines y de mis gruesas botas de piel de borrego. Sonreí desafiando al frío, que trataba de hacerme formar parte de su colección de figuras de hielo en aquel paseo. Removí mis dedos dentro de las botas luchando contra el frío.
Tan solo un segundo después, no me hizo falta seguir moviéndome para entrar en calor. Mis mejillas ardían y mi corazón latía desbocado, como si acabara de correr una maratón.
Y allí estaba él, caminando hacia mí, burlándose de la gélida mañana.
Solo él y yo.
Entonces, lo tuve claro. Hay algo con lo que aún este frío no ha conseguido acabar.
Y es que mis sentimientos por él siguen ahí, más vivos que nunca.

martes, 11 de enero de 2011

Si hay una luz, que brille



Es este tiempo
que me consume
como veneno.

Tiempo como ascuas de un fuego
que inocente cree que juego,
mi vida y ser quema lento.

Mas mi visión las cenizas
enturbian tras la cortina
del miedo y desconcierto.

Pido, si hay vida al otro lado
que con luz de esperanza y astros
deje un sencillo y sutil rastro.

Y es este tiempo
que me consume
hasta los huesos
con su paso.