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Un lugar donde las palabras fluyen como el agua de una fuente,
donde los recuerdos cobran vida,
donde los sueños se hacen realidad.
Bienvenido a mi mundo.
Adela
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sábado, 9 de junio de 2012

Ojitos de minino


No hace mucho, hace aproximadamente dos lunas llenas, descubrí que a la luz de los astros todos tenemos ojitos felinos.
He descubierto que las noches no son tan frías como parecen con una buena compañía y la ayuda de un  chocolate caliente, de esos que abren todos tus poros para que los secretos fluyan con facilidad. Aunque bien es cierto que no solo eso basta para hacer crepitar el fuego que ablanda los órganos y nos muestra vulnerables ante el mundo; con unos inmensos ojos de minino desconsolado.
Como decía, desde la penúltima luna llena, me he aficionado a intentar averiguar la forma y el color de los ojos felinos de cada persona que pasa por mi vida. Resulta sencillo sentarse a esperar con los oídos abiertos, paciente y siempre presente, como los astros del cielo, esperando poder escuchar la historia de una vida. Resulta sencillo porque sé que una vez comiencen a hablar, poco a poco, la empatía hará de las suyas y moldeará la forma de dos cálidas y relucientes canicas. Merece la pena conocer la otra cara del ser, la vulnerable, la que escondemos del mundo porque es frágil como el cristal de las canicas, y normalmente, la que más brilla.
Gracias a mi virtud he encontrado ojos de todos los tipos imaginables y de los inimaginables también. Sin embargo, hace dos lunas llenas que encontré unos peculiares ojos felinos en tierras infértiles; pardos, moteados y con las pupilas más dilatadas que jamás he podido ver. Desde entonces, trato de buscar algo que se les asemeje. Mucho me temo que no lo encontraré.