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Un lugar donde las palabras fluyen como el agua de una fuente,
donde los recuerdos cobran vida,
donde los sueños se hacen realidad.
Bienvenido a mi mundo.
Adela
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domingo, 13 de noviembre de 2011

Carta a una ingenua

Escúchame niña,
creo que nunca antes he tenido que hacer una confesión tan grande. Me tiemblan las manos y hasta se me han puesto blancos los nudillos; por un momento creí que tú también temblabas, pero me he dado cuenta de que no es más que el patético tembleque de mi cuerpo meciéndote desacompasadamente. Será mejor que vaya directo al grano.
Estos días que hemos pasado juntos, soñando amaneceres, escapándonos de las multitudes, bailando bajo la lluvia, hablando de un futuro incierto y de temas poco útiles -admito que únicamente con el motivo de seguir saboreando tu voz de ingenua-, han sido tan increíbles que ni el mejor autor de ciencia ficción podría haber esbozado el guión de una utopía tan perfecta. Sé que cuando trate de contar el secreto que esconden tus ojitos desconsolados, nadie me creerá, tan solo aquellos que se atreven a mirarte de cerca pueden advertirlo, y todos ellos, se quedan prendados de las miles de luces ambarinas que desprenden. Sería egoísta si te pidiera que los escondieras, privaría al mundo de su octava maravilla, aunque no puedo evitar pensar que algún día llegará alguien que sepa como tratar su delicada belleza ocre.
Creo que necesito un trago, como aquella noche en la que me llevaste a un local de poca monta en las afueras de la ciudad, en un mal intento por disimular que te habías perdido. Estoy seguro de que cualquiera de los borrachos, ludópatas, pensionistas, drogadictos, camareros o cualquier hombre presente en la sala, habría deseado ser yo en aquel momento, aunque tu parecías no darte cuenta. Ah, aquella noche, embriagados, sé que podíamos haber sido dos amantes de esos que se besan en callejuelas iluminadas por la luz de la luna, hasta la saciedad, como si bebieran del último oasis en el desierto, y amanecen acurrucados en un rincón de un parque. Me mirabas con carita embelesada y las mejillas encendidas en un tono carmesí, y he de admitir que era casi imposible resistirse a tanta ternura, casi imposible no besar tu piel ardiente, pero, ¿cómo podría perdonarme después por traicionarte, mientras tú, realmente habías abandonado tu cuerpo y vagabas por mundos insólitos?
Te hablo en voz baja, como se cuentan las verdades del corazón, contra tu pelo, para que desprenda su suave aroma a vainilla y canela, y pienso, qué suerte que sea invierno y hayas querido buscar refugio en mis brazos, aferrándote a mí como si te fuera la vida en ello. Pobre ingenua. No sabe el efecto que su sonrisa soñadora causa sobre mí, mientras duerme, aquí, sobre mí, tan cerca. Tan solo espero que no despiertes y me sorprendas besándote en la frente. Algún día contemplarás como se enrojecen mis orejas, igual que cada vez que le hablo de ti al silencio, que ya sabe de tus dotes de artista y está cansado de oír cuanto deseo que te quedes, aunque no pienso dedicarte frases ñoñas y superficiales, de esas estoy seguro que tienes baúles repletos; prefiero que te quedes con los sentimientos.
Algún día, mi niña ingenua, te llevaré al cielo, para que tu delicada belleza ocre, pueda estar junto con las demás estrellas del firmamento. Algún día, podrán rozar mis labios tus labios en un beso...

6 comentarios:

SMSC dijo...

Que final, que carta ♥

Elisa Sestayo dijo...

INCREÍBLE! No tengo palabras <3

Javi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ana Martín dijo...

Me ha encantado, nunca había leído nada tan dulce <3

Almu dijo...

Hola!
Me ha encantado la entrada,ha sido tan bonita y dulce. Te sigo porque me encantó tu blog y como escribes:) Aquí te dejo el mío, espero que te pases!
http://estoyesperandote.blogspot.com/
Besos;)

Anónimo dijo...

También adoro como escribes tú!
Un beso, y sigue así!