No era de esas que adoraban la soledad, pero sí le gustaba pasar largos ratos a solas.
Y en una de esas tardes encerrada en sí misma, tumbada en la cama con los pies en la almohada, bocarriba, pretendiendo leer un libro, se sintió feliz. Y así, por fin lo entendió, y abrió los ojos.
La felicidad radica en nosotros, tan solo debemos tener el valor de perseguir nuestros sueños. Pero sobre todo, jamás debemos olvidarnos de ser nosotros mismos.
4 comentarios:
me gusta
muchas gracias cris! (L)
Simple, pero muy bonito. Me gusta el mensaje =)
Publicar un comentario